Tras años en el dique seco, hoy el muelle registra una gran actividad. Las concesiones ligadas a la línea de atraque están todas ocupadas y hay que buscarle sitio a las nuevas en suelo de la Zona Franca.

 

Le costó arrancar. Hubo un momento, incluso, en que el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea llegó a publicar un informe en 2016 que cuestionaba la eficacia de los fondos europeos que se invirtieron en esta infraestructura por el escaso movimiento que registraba. Pero todas esas nubes negras son solo un recuerdo. El Puerto de Arinaga es hoy en día una realidad tangible, que genera economía y que gana puntos para convertirse en motor del desarrollo económico de la comarca del sureste.

 

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